Natividad significa nacimiento. Representamos con un lindo pesebre, paja, borreguitos y pastores la escena tradicional del nacimiento de Jesús.

Las figuras centrales, José y María a los lados del frágil bebe que representa la esperanza que el Creador tiene en la humanidad.

Los reyes magos, hombres sabios, médicos y filósofos del Oriente traen regalos al pequeño Jesús. Estos regalos, Mirra, Oro e Incienso, hoy sabemos que eran en realidad especies y resinas muy preciadas por sus poderes curativos y sanadores. (Resina de mirra. Frankincense, y cúrcuma, la especie de color oro). !Que mejor regalo que aquello que pudiera proteger la vida de ese Rey tan esperado!

Pero, ¿que representa hoy en día para nosotros la noche de la Natividad?

Hoy más que nunca, me parece que estas épocas nos invitan a nacer de nuevo, a limpiar nuestros pensamientos, creencias y opiniones. El nacimiento de Jesús, que viene, según las profecías a liberar al pueblo de Israel de la esclavitud y la pobreza, podemos tomarlo como permitir que en cada uno de nosotros nazca un ser puro, amoroso que ayude al MUNDO a liberarse de la esclavitud y la pobreza.

Esta esclavitud puede ser, a las deudas, a las adicciones, a los resentimientos, a los prejuicios. Y es para liberarnos primero que a nadie a nosotros mismos de nuestras propias patologías, insensatez y confusión.

Liberarnos de la pobreza mental, pobreza emocional y espiritual, estando dispuestos a voltear a ver hacia dentro y a hacer un trabajo personal profundo que enriquezca nuestra percepción de la vida.

No es un trabajo fácil, pero no hay opción. La humanidad está lista para un cambio, para evolucionar en la conciencia.

Todos estamos llamados a hacerlo, es la suma de los individuos que puede elevar la conciencia de la humanidad y crear un balance en un MUNDO donde la violencia, adicciones, miedo y prejuicios sociales han impregnado nuestro diario vivir.

Esta, desde mi perspectiva, no debe ser solo una Navidad de buenos deseos, sino de compromisos y acciones serias, de dividas, valientes. No una Navidad donde esperamos que nos den, sino donde estamos dispuestos a dar, a servir, a aportar y a ofrecer lo mejor de nosotros mismos.

Por eso, les deseo una Navidad que les llene el corazón, de fe, amor, y fuerza para crear entre toda una comunidad ideal que pueda sobrevivir siglos y siglos.

 Con cariño,

Lilia Sixtos